TEHERÁN.- El Gobierno iraní se mostró dispuesto a avanzar para poner fin a la disputa con Occidente sobre su programa nuclear: "el derecho a enriquecer uranio es irrenunciable, pero sobre el resto se puede negociar", señaló ayer el vicejefe de los negociadores nucleares iraníes, Abbas Araghchi, según citaron agencias internacionales.
"Mientras no se nos prive del derecho a enriquecer uranio podemos negociar sobre el grado de enriquecimiento, cantidad y lugar", afirmó Araghchi.
El nuevo equipo nuclear a cargo del ministro de Exteriores, Mohamed Yawad Sarif insiste en que Irán tenga un plan nuclear con fines civiles que incluya el enriquecimiento de uranio.
En caso de que Occidente reconozca ese derecho, Irán estaría dispuesta a que su uranio bajamente enriquecido (entre el 3,5% y el 5%) fuera enriquecido a mayor nivel o convertido en barras de combustible en el extranjero. Ése será uno de los temas principales en la próxima ronda de negociaciones de los cinco países con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania, que se celebrará en Ginebra.
Ánimos divididos
En otro orden, Araghchi advirtió que existe un excesivo optimismo tras la conversación telefónica entre el presidente iraní, Hassan Rohani, con su par de EEUU, Barack Obama. "Sería ingenuo creer que una breve llamada telefónica puede provocar de inmediato cambios demasiado drásticos", señaló. "Hay un largo proceso con muchos obstáculos y la conversación telefónica fue sólo un primer paso, pero adecuado y razonable", afirmó.
Esa conversación dividió a la opinión pública iraní: los diarios reformistas, sobre todo "Arman", alabaron a Rohani por la "histórica ruptura de un tabú" y el valor para reanudar el diálogo con Washington al más alto nivel. Los diarios publicaron fotos de Obama en la portada. Sin embargo, los diarios conservadores renunciaron a la euforia e informaron más bien de forma neutra.
El diario islamista "Kejhan" criticó a Rohani al entender que con su llamada telefónica, estropeó los logros positivos de su viaje a Nueva York. Además, "no sólo no condenó el Holocausto, sino que debería haber planteado: ¿Por qué los historiadores no pueden nunca indagar sobre las dimensiones del Holocausto?".
Entretanto, la llamada tuvo repercusiones en la economía del país: el curso de la moneda nacional, el rial, aumentó en su cotización frente al dólar estadounidense. (DPA)